En un rango de virtudes públicas, del 1 al 10. ud colocaría la Tolerancia en:

lunes, 18 de agosto de 2008

Elección racional y acción colectiva



Es sabido que la tradición liberal ha ubicado en los intereses individuales el factor determinante de la acción de las personas.Son las preferencias de cada cual las que impulsan la decisión que permitirá el logro de los resultados deseados. La formulación de la acción colectiva clásica ha supuesto la prevalencia de intereses comunes que identificados con los intereses particulares serían el factor determinante de la acción colectiva.
LLamamos acción colectiva a aquella gestión llevada a cabo por los integrantes de un grupo humano socialmente situada, orientada por la consecución de resultados afines a sus intereses comunes. La racionalidad básica, e s decir, ceñida a las preferencias particulares de las personas, inscrita en la decisión particular de cada cual, ha sido puesta en cuestión por quienes como Olson, cuestionan la idea de tal racionalidad en los procesos de acción colectiva. Afirma que en ella se involucran los intereses particulares y no hay tal acción colectiva sino un agregado de intereses particulares que en un momento dado lideran la gestión.
Frente a los cuestionamientos propios de la tendencia crítica que se ha incrementado frente al paradigma de la racionalidad instrumental, otros investigadores han preferido desbrozar el camino para desvirtuar la pretendida ilusión de colectivismo en casos típicos de decisión colectiva, encontrando en tales contextos la ambiguedad del asunto: La paradoja de Kornhauser por ejemplo,muestra cómo en las decisiones de jueces colegiados, el resultado puede ser visto como producto de un consenso, pero en el proceso se evidencia que los soportes de tal consenso, la argumentación que sostiene las respectivas premisas colocadas como referentes para la toma de decisiones, es apoyada de manera distinta por los integrantes del colectivo. Así, sucede que, aunque ttres jueces de los cinco apoyan la premisa A, por ejemplo, dos apoyan la premisa B, pero en el resultado final se refleja la situación contraria a lo que muestra el proceso: el resultado se pliega hacia la premisa B. Esto con mayor detalle vamos a encontrarlo en las páginas de los trabajos especilizados de Kirnhauser y Lawrence Sager, a partir de los años setenta.
Como una variante de la paradoja doctrinal de Kornhauser, surge el Dilemna Discursivo
de Phip Petitt. En él se expresa que en una situación donde se privilegie la participación de las personas, se trabaja en contra de la idea de Republicanismo. Y donde se privilegie la toma de decisiones, se apoya la idea del fortalecimiento de aquel Republicanismo pero yendo entonces en contra de la idea de Democracia Deliberativa.

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Definiciones

Virtudes públicas son todo aquel conjunto de prácticas cuya presencia fortalece el proyecto de ciudadanía de una nación.
Entre ella tenemos en primer lugar: la Tolerancia.

La tolerancia se manifiesta en la comprensión que tenemos
de las diferencias de personalidad, formación e intereses
que tienen las demás personas. Por mucho tiempo fue una
expresión asociada a actitudes pasivas. Hoy se interpreta
la tolerancia como la actitud comprensiva mediada por el
respeto activo hacia el otro.

Siguiendo a esta gran virtud pública, está la Solidaridad.
Es una virtud que se expresa en la consideración que tene
mos frente a las necesidades, conflictos y demandas de quie
nes nos rodean. La persona solidaria es capaz de dejar a un
lado sus intereses particulares para actuar movida por la
necesidad de alcanzar beneficios colectivos.

En el siglo XXI vivimos una etapa de acelerado crecimiento en materia de avances cientificos y tecnológicos. Esto, nos hace cercano lo lejano y distante lo próximo. Conocemos más del mundo contemporáneo, pero igual vivimos totalmente ajenos a las problemáticas agudas del vecino de nuestro barrio o de nuestra pequeña comunidad.

Cultivar la solidaridad y la tolerancia son los presupuestos de la convivencia pacífica y del crecimiento espiritual de las personas. Por tanto, como virtudes públicas, tal como las llamara Victoria Camps la filósofa española, emergen del pasado y se sitúa como un faro superior al Faro de la ilustración en el siglo XVIII.